Es el turno de San Nicolás de aventurarse en la madriguera del conejo. Allí conoce al Sombrerero Loco, reinterpretado como un elegante anfitrión de fiestas de té, amante de los renos; al Conejo Blanco, un personaje entrañablemente despistado y olvidadizo; a la Reina de Corazones, una tacaña detestadora del oropel; a su antagonista, el Gato de Cheshire; y a la propia Alicia, cuya bondad ayuda a San Nicolás a salvar la Navidad.