El señor Sim no le preocupa en absoluto. Al menos, eso es lo que piensa de sí mismo. Su esposa lo ha dejado, su trabajo lo ha abandonado, y cuando va a ver a su padre a un lugar remoto de Italia, ni siquiera él tiene tiempo para almorzar con él. Entonces recibe una oferta inesperada: viajar por Francia vendiendo cepillos de dientes que "revolucionarán la higiene bucodental". Aprovecha el trabajo para reencontrarse con gente de su infancia, conocer al primer gran amor de su vida, junto con su hija, y hacer descubrimientos asombrosos y, al hacerlo, redescubrirse a sí mismo.