En una prisión sucia y abarrotada, algunos reclusos deben soportar las injusticias perpetradas por el jefe de los guardias y sus verdugos. Sin embargo, por encima de todos ellos está el Juez, a quien nadie ha visto nunca: temido tanto por los reclusos como por los guardias, impone las leyes que deben obedecer. Los prisioneros conocen las reglas que deben seguir, pero no recuerdan nada de su vida; solo saben el mal que han hecho para llegar allí. Casi de la nada, una nueva prisionera se une a la compañía: la Princesa. Es una mujer hermosa, cubierta solo por un abrigo de piel de plumas de cuervo...